miércoles, 31 de diciembre de 2008

Yo soy yo y mis “insanidades mentales”


Hoy me he dado cuenta de lo sola que realmente estoy, por mucho que lo intento yo no consigo encontrar en esta soledad un motivo por el cual vivir, mi única razón de vida está muy lejos de aquí, a miles de kilómetros de mí así que solo me encuentro aquí mirando, sin mirar realmente, sintiendo sin sentir nada en realidad y lo único que consigo es reflexionar un poco de lo que fue y de lo que es hoy mi vida. Así me encuentran las sombras de la noche, buscando en lo más recóndito de mi ser una razón de por qué estoy así, por qué me siento tan sola pero es inútil, por mucho que lo intento no encuentro nada dentro de mí, en mi pasado no veo ni un ápice de alegría duradera en mi vida. Yo siento una desesperación enorme por saber qué me sucede, en mi silencio interior yo puedo escuchar mis propios gritos de desesperación al no poder entender por qué me siento así de agobiada, desesperada, cansada de la vida que llevo, atormentada, acosada por mis propios fantasmas y me pregunto si realmente podré llegar a ser la persona que quiero ser, si mis pequeños sueños se cumplirán algún día o si sucederá algo en mi vida que haga cambiar todo lo que hoy siento.


Es tanta la desesperación que siento en mi interior que tengo miedo hasta del futuro, miedo a la vida, miedo a la soledad y creo yo que esa es la única respuesta que encuentro entre tanta tormenta mental y pensamientos sin sentido y dentro de toda esta maraña que es mi mente en este momento, me doy cuenta de cuán pequeños somos los seres humanos y cuán corta es nuestra existencia en este mundo.El ser un ser pensante muchas veces es algo que va en contra de mi propia existencia porque me permite darme cuenta lo minúsculos que somos y con mucha facilidad nos volvemos protagonistas de una novela de dolor y soledad y es entonces cuando yo siento que no queda nada por qué luchar, miro y no encuentro a nadie a mi lado, que el único calor de un cuerpo vivo es el de mis gatos, que me encuentro sola una vez mas en este puto país, de nuevo en este puto continente donde nadie ni me entiende ni le interesa entenderme y cuando miran parece que sospechan y me siento atada a una vida que no me gusta, una vida llena de preguntas sin respuestas, una vida tan incierta, tan efímera, tan dura, tan larga y tan corta a la vez, una vida llena de soledad sin explicación y toda explicación a la vez, una vida que realmente no me pertenece, una vida que muchas veces es solo un circo dentro del cual debo actuar, fingir y callar.

Miro cómo pasan las horas inexorablemente, miro como la vida continúa sin poder evitarlo y aunque apague la luz de mi habitación casi como si yo me escondiera de vivir, la vida, la puta vida continúa y todo cambia a través de los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años y que el tiempo no se detiene, y que aunque yo quiera no puedo regresar las manecillas del reloj hasta el tiempo donde papá arregle todo lo que me asusta de esta vida que me ha tocado vivir, yo estoy harta de escuchar las sirenas de los barcos, rodeada de pequeñajos, harta de sus extrañas costumbres, cansada del mercado negro para conseguir cigarrilos americanos, harta de desear estar en otro sitio, harta de extrañar mi hogar, harta de huir, de esconderme de la vida, cansada de ser quien soy, cansada de todos mis miedos infantiles, asustada constantemente por mis fantasmas, estoy harta del temor que me mata a ser lastimada una vez más, estoy hasta la coronilla de toda la basura que siento dentro de mí, estoy cansada de sentirme como un payaso, sí, un payaso a quien nadie conoce realmente pues la mayoría de la gente que dice conocerme no sabe nada o mejor dicho, no conoce mi lado oscuro, ese lado que no demuestro, por eso yo me considero un payaso.

Alguien me dijo que quería verme sonreír, que le gusta cuando río porque mi risa contagia, lo que no sabe ni esa persona ni nadie más es que mi gran sonrisa es la sonrisa que aprendí a pintar en mi rostro como lo hacen los payasos y que debajo de esa máscara hay una persona oscura y solitaria que es muy diferente a eso que aparento y que esa sonrisa solo la aprendí para no tener que dar explicaciones, no tener que decir que mi corazón está roto y lastimado, además cuando sonrío la gente de mi entorno es feliz así, cuando ellos ven mi cara pintada y mi sonrisa llena de color solo eso importa, no ven más allá, no ven que vivo en un mundo de tinieblas, que estoy presa en la oscuridad de un mundo gris así que siempre trato de esconderme en esa máscara irreal, pero existen días que es inevitable que las lágrimas broten de mis ojos, esas lágrimas muchas veces hacen que la pintura de mi rostro se corra y deje al descubierto mi triste realidad, un rostro lleno de dolor y soledad y es en ese momento en que yo lanzo una gran carcajada y todos ríen conmigo pues creen que río de felicidad, ¡qué lejos están de conocerme!, no se dan cuenta de que mientras más río es un paso más hacia mi demencia interior, sí, es cierto, mi demencia interior.

Yo sé que la mayoría de vosotros rehusáis hablar de demencia, os asusta la sola mención de esa palabra pero a mí no porque mis “insanidades mentales” (si estuviera José Manuel aquí diría que me maltrato) de algún modo me permiten escapar de todo lo que no me deja subsistir, de todo lo que no me deja respirar y mi “demencia” toma mis momentos de soledad y mis dudas existenciales y las convierte en solo una maraña de pensamientos sin sentido y esa sola frase, “insanidades mentales”, atrapa toda esta angustia que siento y es así como la puedo envolver en un manto de demencia donde todo tiene más sentido porque ella, la demencia, me aleja, me aísla y de alguna manera me protege de todas mis tormentas interiores.

Sé que la mayoría de vosotros siente “repelús” de escuchar hablar de esto, la mayoría prefiere que se le considere “normal” pero ¿lo sois en realidad? ¿Es que vosotros nunca sentisteis miedo a la vida? Y ¿nunca habéis querido cerrar los ojos ante lo que os hiere?, ¿será que vosotros nunca os sentisteis extraños ante los demás? O ¿puede ser que vosotros nunca habéis llorado ni gritado de desesperación al daros cuenta que la felicidad completa es una utopía?, yo creo que sí, que lo habéis sentido al igual que lo siento yo pero la gran diferencia entre vosotros y yo es que intentáis mostraros como “animales racionales” y os envolvéis en un ciclo sin sentido que os lleva a ser alguien pero a la vez a no ser nada y alegáis demencia y locura para juzgar a quienes, como yo actuamos por convicción y nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, nuestra imaginación, nuestros sueños, sin daros cuenta que es muy probable que vuestras acciones cotidianas sean la prueba más grande de demencia. Yo vivo día a día mi propia realidad y soy consciente además que en realidad soy un animal racional pero racionalmente demente y que las creaciones de mi mente probablemente sean más reales que la misma realidad que vivo y tengo la capacidad de ver mis propias acciones como una expresión de lo que soy en realidad y no de lo que el entorno me marca como normal.

Quizás no podáis entender jamás el entorno de mi “locura” pero al menos este es verdadero y no está influenciado por vanos valores, quizás sea demasiado complicado para vosotros pero es posible que sea en realidad más armonioso y me permita además mantener mi individualidad. ¡Joeeer!, hoy estoy pesadita.

Por ahora lo único que me queda es esperar, esperar que la persona amada limpie un día mi cara de tanto maquillaje y con su amor borre la tristeza dibujada en la cara de este payaso que me ha tocado interpretar en el circo de mi vida y que quizás ese día mi risa no solo sea una máscara hacia el exterior que al fin pueda sonreír sin fingir pero mientras eso ocurre yo seguiré ocultándome tras esa máscara de payaso que finge ser feliz, un payaso libre para sonreír pero no libre para llorar, un payaso que solo huye tras los bastidores para ahogar sus penas, sus recuerdos, para llorar a solas y hacer callar así a sus voces interiores, pero siempre sola, sin poder gritarle al mundo que existo, que yo vivo, que siento y que sufro sin poder reclamarle a la vida lo que nunca me dio.



Copyright by Dakota Henley.
Colaboración by Valdemoro man.